Nos engañamos, pero todavía no sabemos por qué. Todavía creemos que debemos dejarlo marchar, que el vuelo de esos dos pájaros que se acercan hoy hasta nuestra ventana, no depende tanto de sus alas como del silencio que acompaña su parada. Porque eso que no sabemos, nos mantiene cierto tiempo alerta, aunque no el suficiente; acaparándolo todo. Y ese misterio, será otro mañana.
lunes, 24 de mayo de 2010
SILENCIO
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