martes, 28 de julio de 2009

SHAKUDE, EL ABANICO



Unos pasos se acercaron hasta el asiento contiguo al tiempo que un abanico salía de un bolso negro. Joder... qué calor hace aquí, dijo de repente el abanico sin dejar de parpadear. Llevo un día de perros, uy... Pero mira que pelos lleva esa. ¿¿¿Cómo??? Alcancé a replicar. Siguió otras cinco paradas más con la misma cantinela hasta que a la sexta me alejé todo lo que pude del vendaval y ya sentada a salvo, lejos de su influencia maligna, pude distinguir que llevaba puesto una señora que a su vez llevaba puesto un traje beige que combinaba muy bien con unos zapatos también de color beige hechos de esparto y de tela. Me dio pena el señor que en ese momento se sentaba a su lado, pues pensé que se le quedaría el brazo helado como le había ocurrido al mío cinco minutos antes. Pero el abanico se resistía a apaciguar su furia, se agitaba con la fuerza de un volcán, y a la vez que parecía ser guiado por la estudiada destreza de un espadachín, describía la trayectoria semicircular de un péndulo. Parece un pirulí que te vi, determinó una gorra verde que iba subida en la cabeza de un niño.

Poco a poco los pies de la señora empezaron a elevarse del suelo. Al principio, la distancia era casi imperceptible, primero fueron las piernas después la cintura y finalmente el resto del cuerpo era arrastrado por Shakude, pues así se llamaba el dichoso abanico que sacó a la mujer por la ventana del vagón para llevársela con él a lo alto del cielo. Desde allí, colgada del azul celeste como un globo a la inversa, nos dijo adiós con una mano mientras seguía alejándose con la otra a golpe de abanico. 

Las puertas del metro se abrieron en Plaza Castilla y mis sandalias salieron de allí como la mascletá. Yo detrás.

viernes, 24 de julio de 2009

VIEJA ARAÑA DE TELA



Soy una vieja araña de tela
tejo sueños con un finísimo hilo de seda.
Cada noche, como siempre enhebro
la madeja de la luna en mi rueca
-crick, crack, crick, crack-
así vertebro el tejido de aluminio
que siembra después el firmamento de estrellas.

(Mir, Buhardilla Tirso de Molina 2009)

miércoles, 22 de julio de 2009

SIEMPRE QUIERO LO QUE NO TENGO


"Otoño: Lago del Retiro" (Mir, la UPA 2008)

A veces, solamente algunas veces, me encuentro con que he vuelto a cometer los mismos errores. Entonces pienso: ¿dónde coño estaba mirando esta vez?
Otras veces, solamente algunas otras, redescubro indicios ficticios entre lo que creía de verdad. Entonces, intento buscar el reloj de pulsera que nunca llevo, o reclamar no se en dónde el tiempo que no queda... Cierto tipo de pensamiento decadente que pueda remover algún tipo de rivalidad.

Así, cada día que pasa me descubro más ciego, más carente, un poco más cansado. Sólo a veces, esas mismas otras veces, me sucede lo demás: me atropellan los tranvías, que no pasan; me asaltan las dudas, que no tengo... Me subo entonces al tejado y observo desde allá arriba la ciudad dormida, y todo vuelve a desaparecer, así seguido, una y otra vez. Pero, ¿qué otra cosa puedo añorar? Si ya no dudo, si ya no cojo tranvías, si ya no.
Me miro en el espejo con cierta desgana y no me gusta lo que veo, sólo tengo esto y quizás una pregunta, que de tanto repetirla ya no puede hacerme mal. Quizás me viniera a la memoria el nombre de algún sitio o de alguna persona; pero si lo pienso de verdad, nunca encuentro nada, nunca entiendo nada, de verdad.

LOS PLANETAS - DEVUELVEME LA PASTA






viernes, 17 de julio de 2009

LOS CINES BABEL


(Mir, "El Molino" 2008)

"Los científicos de la Tierra buscan pistas como detectives del pasado y diagnostican dolencias como médicos del futuro. Armados con herramientas de alta tecnología, pero sobre todo con la altísima tecnología de un cerebro superdesarrollado por la evolución -el famoso sentido común-, han logrado increíbles reconstrucciones de hechos que literalmente se pierden en la noche de los tiempos -cuando el sol apenas alumbraba-; y se atreven, aún admitiendo sus limitaciones, a predecir el futuro del planeta."
Francisco Anguita

Pasó el tiempo y seguí sin tener noticias tuyas. Pensé que quizás te habrías quedado atrapado en aquellas montañas entre los confines inescrutables de la Tierra. Incluso llegué a creer que había sido yo quien de tanto nadar entre algas viscosas había terminado por conseguir llegar a Marte, una hazaña poco heroica.
Un día sin más, recibí una llamada: en la puerta de los Multicines a las 8. Dudé por un momento si serías realmente tú, en el fondo sabía que era imposible, por mucho que hubieras cambiado habría reconocido tu voz al instante, ¿quién era entonces? La posibilidad de un encuentro fortuito con un extraño paralizó cada músculo de mi cuerpo y pretendí olvidar la llamada. Al cabo de un rato seguía sentada junto al teléfono sin recuperar el valor, sin embargo, llevaba tanto tiempo esperando una explicación que poco a poco sentí la curiosidad crecer en cada gota de sudor que me resbalaba por la frente. Cogí el bolso y salí de casa.
Crucé la Plaza de Zaragoza y llegué hasta los cines Babel, faltaban unos minutos para las 8. Un señor de ojos claros se acercó hasta a mi: llevo días intentando localizarte, ¿por qué no cogías el teléfono? No tenía la menor idea de quién era aquel hombre, pero por algún motivo que desconozco, no sentí desconfianza hacia él. La gente hacía rato que pasaba de largo a nuestro lado, como gente chiquita, como era todo en aquel sueño achatado y plano, como el final de "Buenos días, tristeza" quizá. Entramos a oscuras en la sala, el viento que agitaba la cebada de esos campos irlandeses se coló entre las butacas y las imágenes que se sucedían en la pantalla dieron paso a otras de desgastado color. En éstas, la voz de un chico joven se reía: We should be friends, because there´s no hope, there's no end. Aquel desconocido que se sentaba a mi lado me cogió de la mano, no se cómo llegamos hasta un camino de tierra que se extendía junto un río que no alcanzaba a ver tras la espesura de juncos y altas tiras de hierba. A nuestras espaldas, el destello de las luces de la ciudad emitía un sonido incomprensible a nuestros oidos.

Leonard Cohen - The Future