jueves, 27 de mayo de 2010

martes, 25 de mayo de 2010



PARA ESTELA: Las hermanas que cantan raro y dan miedo, y se oyen mecedoras... (que chirrían...)

Y TAMBIÉN... Sunrise, Norah Jones
"Los que estuvimos en campos de concentración recordamos a los hombres que iban de barracón en barracón consolando a los demás, dándoles el último trozo de pan que les quedaba. Puede que fueran pocos en número, pero ofrecían pruebas suficientes de que al hombre se le puede arrebatar todo salvo una cosa: la última de las libertades humanas -la elección de la actitud personal ante un conjunto de circunstancias- para decidir su propio camino".

El hombre en busca de sentido,
VIKTOR FRANKL

lunes, 24 de mayo de 2010

LOS MALOS SUEÑOS


Imagen en contexto original: Tesesa La Marquesa

Tienen hambre y sed. No les he dado de comer en toda la mañana. Empiezan a ver borroso todo lo que hay alrededor. Quieren salir a buscar algo. No se si lo encontrarán, ya no está en mis manos mantenerlos cerca. Se incorporan de su silencio, y todavía con sueño, abren mucho más los ojos. Me miran. Se que me van a dejar quedarme. Anoche, no se dieron cuenta, pero desde entonces, la puerta está abierta. Adiós me dicen, mientras esbozan lo que parece una sonrisa perfecta.

SILENCIO

Imagen en contexto original: Antonietta Valentina

Nos asusta el silencio. Pensar que si no decimos lo que pensamos en todo momento, esas palabras no dichas, eso que fue descampado o ermita, desaparecerá. En definitiva, creemos que todo es en la medida en que lo conocemos. Control, lo llamamos. Decimos que todo está bajo control... Pero no es cierto. Es dogmático este silencio.

Nos engañamos, pero todavía no sabemos por qué. Todavía creemos que debemos dejarlo marchar, que el vuelo de esos dos pájaros que se acercan hoy hasta nuestra ventana, no depende tanto de sus alas como del silencio que acompaña su parada. Porque eso que no sabemos, nos mantiene cierto tiempo alerta, aunque no el suficiente; acaparándolo todo. Y ese misterio, será otro mañana.

martes, 18 de mayo de 2010

PROFUNDO


"Rosa de Cumpleaños" (Mir, Mayo 2010)

No hay nada más que un reloj que queda atrás. Son las 18:30, es hora de marchar. El tiempo, el espacio en los que me imaginas, te pertenecen. Yo no soy más que eso para ti.
Medito sobre el tiempo que apunta en direcciones opuestas: Norte y Sur; de forma que en su punto medio estás tú, y estoy yo. Son caminos verticales los nuestros, como una flecha que apunta al cielo: tú; como un ancla que echa sus raíces en tierra: yo. La mirada permanece, se posa la mirada en el camino que recorrimos juntos, de las montañas al valle, del valle hacia las montañas. Una intersección en la que olvido siempre una última dimensión.

jueves, 13 de mayo de 2010


http://www.youtube.com/watch?v=QzmMB8dTwGs

FECHA DE CADUCIDAD


"¿Margaritas?" (Mir, Pico de la Miel 2010)

Miré la fecha de caducidad del envase de plástico plateado. Cualquier otro hubiera pensado al instante en un astronauta diminuto flotando en las inmensidades ingrávidas de un microcosmos de palomitas de maíz sin hacer. Pero yo no. Confié mi suerte a los Rayos de Sol y abrí la llave del gas. Encendí un mechero y acerqué la llama a los pequeños conductos por los que se escapa siempre el gas haciendo ese típico sonido fugaz. Entonces, bien untada la sartén de mantequilla, la puse sobre el fuego y esparcí el contenido del envase dentro. La pepitas amarillas empezaron a esponjarse, convirtiéndose en pequeñas y carnosas flores blancas sin raíz. Me olvidé muy pronto de la fecha caducada del envase.

ICEBERG



Intentas, lo intentas... Ver también el lado bueno, la parte oculta del iceberg que yace sumergida en las profundidades del Océano Pacífico de tus mares. Siete noches y ocho días en los que tus manos no se han separado ni un momento de las mías. En este momento, soy yo la que piensa el trozo de iceberg hundido, que yace en el fondo submarino. Rimando dicen no, rima no. Y a mi no me importa si la realidad soporta o no la sumisión de mis pasos continuados y escondidos por el asfalto, la parte recóndita del mar vacío -apaciguado de furia, submarino- ¿Es paradójico, o no? Que los árboles pierdan sus hojas para dar frutos es bien sabido. Son distintos los momentos que ya se han ido. No a la lucha, ni a la guerra cuando pudimos dejarlo todo e irnos. Pero cuánto nos costaba decir hasta luego, tal vez mañana. Dejarlo morir.

EL VIENTO Y LA ARENA



Estábamos tumbados en la cama, como el viento y la arena; pensé el mar de una playa en la que nunca habíamos estado. Sentía el latido de pequeños corazones en el fondo del mar, peces de colores. Recordé el viaje en avión de Eduardo, sobre aquellas alas abiertas, susurrando un corazón para Silvia. Imaginé unos abetos en Otoños cercados -no se por qué- perdiendo el hilo de la conversación. Y sus manos eran como el viento, sobre mi piel de arena.

EL ESPEJO



Sabes que todo ha sido un sueño. Le dije. Tú y yo nunca hemos sido tú y yo.  Ella se agarró la falda con ambas manos, subiéndosela un poco por encima de las rodillas, que quedaron al descubierto. Estábamos sentados en el parque y era verano. Su falda blanca tenía dibujadas finas rayas rosas y me miró con desprecio, como quien dice: déjalo ya, o bien, tengamos la fiesta en paz.

Yo sabía que la estaba importunando de nuevo con el tema, pero tenía que hacerlo. Aquel sueño, se que prefieres olvidarlo. Continúe tan despacio como pude. Tú estabas en aquella tienda del centro comercial. Esperabas a que yo saliera de los probadores cuando, de pronto, entró aquella otra pareja y te saludó como si te conociera. Lo que quería preguntarte es lo siguiente: ¿de verdad sigues sin poder verles las caras?

Con la mirada perdida intentó recordar. Nos levantamos del banco y caminamos en dirección al establecimiento más cercano. Esperó hasta entonces para hablar.  También recuerdo el espejo situado detrás de los bancos de madera, donde yo estaba sentada esperando a que salieras. Dijo. En aquel espejo, ni tú ni yo aparecíamos reflejados. ¿Crees que eso importa tanto? 

En un principio quise creer que sólo se debía a que era yo quien lo estaba soñando, y por lo tanto, no hacía falta nuestro reflejo, porque de alguna forma era algo intrínseco al propio sueño. Más tarde, guardé el secreto que me pareció imaginar en aquel hecho. 

Quizás hubiese imaginado la tienda también. Y de este modo, ni tú ni yo, habríamos existido jamás en aquel sueño, por eso tampoco teníamos reflejo; que es lo mismo que acabas de decirme tú. Por lo tanto, no era necesario, te lo podías haber ahorrado. Así que te esperaré aquí sentada mientras terminas de probarte el resto de la ropa que queda. 

martes, 4 de mayo de 2010

LOS CINCO SE VAN DE CAMPING









FOREVER REVIVAL

SALE EL SOL

"El gran drama moderno es que ya no podemos volver a casa", le dijo Nicholas Ray a Win Wenders. Y su sentencia cada día nos parece menos enigmática. El mundo se ha enrarecido tanto que ya nadie conoce el camino de vuelta a la vida.

Al revés (Enrique Vila-Matas, Babelia 17/04/10).



No es lo mismo estar solo que sentirse solo. Yo ya no me siento sola, y no es que antes lo estuviera "de verdad".

Pero ahora, cuando salgo a la calle y las ruedas de los coches vuelven a girar entre palabras amables de algún transeúnte, que se cruza casualmente en mi camino, vuelvo a sonreír.


Puedo hacerlo. Porque ya no duelen los gestos ni las miradas. Vuelvo a ser otra neurótica más en este mundo de neuróticos empecinados y empedernidos. Y lo que es más importante, por lo menos para mi: vuelvo a ser Yo.


Sonreír no duele. Ver, dejar que el mundo entre otra vez por la retina y el oído, no hace mal. Cualquier día, bajo a la calle y me encuentro con la gente, y los abrazos no son sólo una mirada, son sus voces. Charlamos.


Entonces, uno no puede dejar de pensar en esos otros amigos y amigas que no lo consiguieron. Uno se sabe al borde del abismo un día más, pero sabe que éste es otro abismo diferente y conocido, ese que nos giró un día sin quererlo y que terminó ante un abismo tan real como el de la propia muerte, la muerte de nuestra identidad. Es como perderlo todo, perderse a uno mismo.


Y un día despiertas de todo aquello y lo sabes. Eso te confunde, y vuelves a sentir miedo (porque el miedo, ese ambiguo enemigo, es libre). Ese miedo irracional que nos enfrenta y nos aleja temporalmente de lo temido. Y sabes que es verdad, porque ya ha pasado antes. Pero te extraña la certeza de la realidad, que se mezcla en oleadas de pesimismo con un pasado tan doloroso como el no vivir en uno mismo. Se parece demasiado, estar vivo se parece demasiado a la cara infructífera de su reverso.


Es difícil explicárselo a alguien que no lo ha vivido. Y sabemos que no es necesario que lo entiendan, ni pedir permiso. Pero uno se siente demasiado afortunado y agradecido con todos los que le ayudaron en ese camino, y se entristece a la vez, al saber de tantos otros que no lo han conseguido. Y cierta necesidad con nuestra propia historia, aflora. Para entender, para dejar atrás... Hace que te pongas a teclear las letras, también por avivar ese acercamiento indeciso.


Extraña no haberse dado cuenta antes de lo ajeno e incierto de nuestra existencia. Y suena un poco casi a moralina. Pero la imposibilidad que posibilita estar aquí, ahora, escribiendo esto, tiene algo de ajena y distante, bastante de hielo y frialdad.


Imposible culparse por estar vivo. Ya falta poco para que salga el sol que libere del yugo de la esclavitud a nuestra mente, pájaro-mente, imaginación que se agita en el interior dormido de un corazón.