domingo, 7 de febrero de 2010

VOLUNTAD PARA CONOCER

He oído las palabras de un sabio indio, Philip Deere, que allá en los años setenta, hablaba de la decadencia de las ciudades modernas y explicaba por qué creía él que esto sucedía en el caso particular del pueblo indio, de los nuevos jóvenes que salieron del orden establecido por su ancestral gobierno espiritual.

La consecuencia principal de este hecho ha sido, según él, la frustración; frustración por no ser ellos mismos, por querer ser algo que no son. Quizás, a esto haya que añadir algo que también señala: ese gobierno les ha sido impuesto desde fuera, por el hombre blanco, y todos los países que se han convertido a su "religión" han sido confundidos, están confundidos. Esta confusión se manifiesta, desde su punto de vista, en cosas tan pequeñas como los envases de comida -los ingredientes se pueden leer en ellos, pero ¿sabe alguien de verdad lo que come?- y, más importante todavía a mi parecer es que esa decadencia, dice Philip Deere, se manifiesta en expresiones tan cotidianas como que para poder cruzar la calle sin ser atropellado haya que tener un Stop con luz roja y Adelante con luz verde.

Lo expresa magníficamente, con una visión tan clara y brillante que conmociona y conmueve.
 
Venía dándole vueltas al final del extracto de Anne Carson que dice que la paz es una cuestión de generalizaciones. Cuando la paz proviene de una serie de normas sociales, generalizadas y externas a nuestra propia conciencia y convicción, convicción que en este caso creo que Anne Carson equipara con el hecho de que durante siglos en la civilización occidental las normas hayan sido impuestas por hombres*, en cuanto dejen de darse las circunstancias que permiten el pacífico desarrollo y cumplimiento de las normas establecidas para la convivencia común, empezará la guerra.  

Para mi, de cualquier forma, es interesante señalar el origen, es decir, que han sido impuestas, desde fuera (valga la redundancia). Los habitantes de Platea han sido convencidos de que son necesarias y, a la vez, que son las que cuentan. Si la paz solo depende de esto, es probable que al margen de esas generalizaciones, se termine en el famoso y triste ¡¿"todo vale"?!
 
Creo que a los seres humanos no todo nos vale y para nosotros no todo vale.

Cuentan los psicólogos que una niña sobre protegida, jugará con sus muñecos y que una niña sobre exigida, se sentirá más cómoda en la acción. Esto solo es una explicación, ya no somos niños, así que ... En el sentido en que esas normas vengan como algo impuesto, sin ninguna base o atisbo de creencia personal,  carecerán de sentido y penderán, por lo tanto, de un hilo: la paz pende de un hilo y "es una cuestión de generalizaciones".
 
Del mismo modo, es interesantísima la forma en la que Philip Deere diferencia el origen de las costumbres tribales, que no son normas creadas por los hombres y que se remontan miles de años atrás.  Creo yo, que el hombre se ha vuelto un lobo para el hombre porque está abrumado, en muchos casos, por la norma, porque no es valiente o le resulta imposible discriminarse de la norma, bien porque no sabe aceptarla sin comulgar con ella o porque no puede vivir al margen de esta.  El hombre se ve en la tesitura de buscar la felicidad y de sentirse libre para ejercerla por el mero hecho de ser hombre, así, lo que sucede en los peores casos para poder vivir dentro de la norma es que se encuentre a sí mismo rescatando la norma de su desagradable desapego decadente.
 
Particularmente, creo que es imposible y que no puede revertir en beneficio alguno, ni para uno mismo ni para los demás, a la larga, no formar parte de esto que rige lo que llamamos norma y que habitamos en La Ciudad. Al mismo tiempo me pregunto si tiene que ser de obligado cumplimiento  comulgar con algo que estamos en claro desacuerdo.

(Continuará ...) 

Hasta entonces, me voy con la música a otra parte:

*Si alguien está o no de acuerdo con el matiz feminista de Anne Carson, hágalo saber, por favor, para que podamos así comenzar una nueva forma de convivencia afectada por otras normas, en esta ocasión, el chantaje (JA. JA)

2 comentarios:

The Quiet Man dijo...

a felicidad, su búsqueda... y la norma ¿cómo casamos esto? uffff!!!! ni idea, pero sería interesante encontrar otras (vale, sigamos a la Carson, pero sin ningún tipo de chantaje, no?)
A lo mejor podríamos empezar por asumir lo trágico del entorno, a La Ciudad como la referencia inevitable, y arroparnos de libertad los unos a los otros ... bueno, esto parece el Sermón de la Montaña ...
Ah! no te vayas con la música a otra parte y continúa, vale?

Aire El Funambulista dijo...

¿qué puedo decir? Que claro que continuará, yo también espero que sería interesante.

mil gracias, como siempre