miércoles, 11 de marzo de 2009

POR QUÉ NO ME CONVENCEN LAS ONGS

PRIMER PRINCIPIO DE ARREPENTIMIENTO

"Aquí es oportuno introducir una distinción, ya clásica en filosofía, entre arrepentimiento y remordimiento: el primero reconoce la falta para apartarse convenientemente de ella, para saborear la gracia de la recuperación; el segundo permanece por la necesidad enfermiza de experimentar la quemazón."
Pascal Bruckner (La tiranía de la penitencia. Ensayo sobre el masoquismo occidental).

Hace días quedé con un viejo amigo de la Facultad. La verdad es que me sorprendió su llamada porque creo que nunca quiso conocerme, a pesar de que le gusto. Supongo que por eso el reencuentro resultó un poco forzado, algo falso quizá.
En aquel momento yo era una persona poco comprometida y el hecho es que él no quería tener una relación de pareja conmigo (no le culpo, tiene sus motivos). Así que empezó a delimitar el espacio de expresión y sus formas.
Esta simple certeza ensombrece mi ánimo cuando nos vamos a ver (porque seguimos quedando), lejos de ser una liberación para mi, es una condena. Pero él es más libre de este modo.
La contradicción más grande surge cuando, a pesar de ser consciente de este hecho, adivina mis razones """""ocultas""""" que son, por decisión propia, las que desconoce. Es su forma de conocer a la gente (me encogí un poco de hombros, como diciendo "ah, bueno").

En cierta ocasión íbamos de camino a los juzgados de Pza. Castilla y me explicó sus razones: no se trata ésta de una actitud excluyente, como individuos libres que somos, tenemos, tengo (repite conmigo, R) mi propia voz, mis propias palabras. Es que a veces tiene un sentido del humor ...

Quizá sucede
que olvidó
lo mucho
que
le apreciaba
y

la desigualdad
a
la que estaba
sometida
nuesta amistad

Me pregunto cómo es que dice "come y calla" sin observar su necesidad de autoprotección, quiero decir, observando con mucho rigor su derecho de autoprotección. Porque él no dice "no quiero correr el riesgo", lo que dice es: "¡Mira! Una plaga de langostas ... las del mar (jejeje)".
Se que no es justo ni cierto, pero he de reconocer que nuestra amistad se basa en algo verosimil -"¡Niño! No se señala con el dedo"- y claro, acierta al pensar que mi compromiso se reduce a mi mismo (pesar).
Él, por otro lado, no tiene mucho tiempo. Hoy por ejemplo le han dado un telefonazo a última hora y tiene que estar en tres minutos en Jalisco, donde le reclaman desde una Ong.
Me temo que no hay demasiado tiempo para las despedidas: ¡Nos volveremos a ver! Harás un buen trabajo en Jalisco, C.

2 comentarios:

Juan Rodríguez Hoppichler dijo...

a mí lo que no me convence es el desecho humano ese que describe usted

L.C. dijo...

Los amigos, ¡ayyy, los "amigos"!.
No te vayas a dejar hacer daño tú por su culpa.