jueves, 26 de marzo de 2009

BUSCANDO EL FINAL FELIZ



Los orígenes de la historia que se cuenta a continuación son ciertamente inquietantes. No nos explicamos cómo pudieron llegar estos personajes hasta la Estación Mir. Sólo el azar ha sido capaz de justificar este ínsolito hecho. La última vez fueron vistos a mil millas o más de este lugar, en El viaje de Críspulo.

Mircea, Nora y Charlie llegan a Bucarest y su tío (el de Mircea y Nora) se recupera, no muere. Pero parece que esto no es posible, sobre todo, teniendo en cuenta que el tío Nicolae está en las últimas -puede que esto sea una artimaña del omnisciente narrador, no estamos del todo seguros-. Nora no soporta que su tío muera y el narrador le da la posibilidad de elegir: Nora, para salvar a su tío, tiene que aceptar no volver a ver al Charlie.

Si Charlie es un capullo como el narrador intenta presentárnoslo, a Nora no le costará demasiado decidir. A no ser, claro, que la pasión que Charlie despierta en ella (a pesar de sus limitaciones) sea mayor que el deseo que siente de que su tío no muera. Evidentemente, Nora lo tiene jodido.

Entonces, ¿qué siente Nora hacia el Charlie? Habría que preguntarle a ella: ¿Qué sientes, Nora, hacia Charlie? No lo se, me gusta estar con él. Contesta Nora. El narrador, bastante incrédulo, ignora la dificultad que supone para Nora este dilema: Quiero a Charlie, le dice Nora, no me hagas elegir entre salvar a un moribundo y quedarme con él. Además, creo que mi tío no podrá salvarse, está muy mal, no puedes hacer creer que su vida está en mis manos.

Pero en realidad, ¿quién es Charlie? ¿Es el capullo del que nos habla Mircea, el hermano de Nora? No, Charlie no es un capullo. Charlie es sensible e inteligente y para colmo está bueno. Nos cuenta Nora en el background.
Entonces, ¿qué haces follando con él, Nora? Aparece en escena Mircea. ¿No ves que va a casarse?
¿Cómo? Dice Nora cayéndose de un guindo. ¡¿Charlie?! ¿Qué significa eso de que vas a casarte? ¿De qué me está hablando este cretino?
Umm … sí, bueno, Nora, yo … Es tu hermano, no está bien que hables así de él …
Entonces, es cierto.
Umm, bueno sí, osea no, umm … es decir … puede
Y mi tío moribundo en Bucarest y tú haciéndote pasar por nuestro acompañante y … ¿Charlie?

Mircea, ¿has visto dónde se ha metido ese idiota?
¿Qué, quién? ¿De qué hablas?
De qué va a ser, del Charlie.
Ah, es eso … Creo que le vi entrar en la capilla. Sí, dijo que quería darles el pésame a papá y a mamá … ¿es que pasa algo? Sobre todo a mamá, ha dicho …
Mircea, estoy triste. Estos días, mientras veníamos hacia Rumania, otra vez, de esta manera … He estado dándole vueltas: ¿Por qué nos fuimos a Madrid? Papá y mamá nunca han sido felices desde entonces … y yo, la verdad, nunca me sentí a gusto en la Ventilla … los coches, la gente, el piso en el que vivíamos. Sólo se oían los golpes en la pared, el agua que goteaba de no se qué tubería. Todas las noches … ¿No te acuerdas? Dormíamos en la misma habitación porque era la única que había, a parte de la de papá y mamá, quiero decir. Tú te dormías enseguida, pero yo no podía, todo el rato ese plin plof plin plof … y ese olor a humedad. Sabes que nunca pude soportarlo, y tú allí al lado, roncando como un lirón.

Recuerdo al tío, nos enseñó a montar en bicicleta, cuando todavía vivíamos en Bucarest. Tú te estrellaste contra aquel seto …
Ya, y tú te quedaste pálido cuando Nicolae se fue a por el timbre, para ponerlo en la bici, y nos dejó solos allí. No sabías qué hacer, como eras el hermano mayor se suponía que debías hacer algo. Pero se te daba tan mal todo lo que tuviese ruedas … que te quedaste ahí
¿Por qué no vas a ver que hace el Charlie?

¿Dónde estabas?
Entré a despedirme de Nicolae. Dicen que no quiso que le dieran la extremauncion. Les preocupa que muriera mal.
Qué tontería, el tío nunca creyó en esas chorradas. Además, no te preocupes por papá y mamá, ¿no sabes que se han hecho zen?
¿Cómo?
Sí, fue hace unos días, cuando estaban en Sudáfrica y se enteraron de lo del tío, de que estaba peor. El Dalai Lama aterrizó en el aeropuerto y no le dejaron entrar en el país. Papá y mamá se indignaron, somos rumanos, ya sabes, nadie nos quiere cerca; que ji ji ji cuando tocamos el acordeón pero que a vete a tu país, inmigrante, vago, roba sueldos. Lo mismo le pasó al Dalai Lama, dicen ellos, que las campanillas tilín tilín pero que luego el Papa entra y a él le niegan el acceso.
Así que se acercaron donde estaba y él les bendijo. Desde entonces creen que en su próxima reencarnación serán mexicanos. Sí, están un poco desorientados con el tema zen, pero ahora no quieren ir a México. Dicen que para qué si ya van a vivir allí en su próxima vida … Yo, particularmente, creo que están pirados.
Vamos, lo normal. Concluyó el Charlie.

2 comentarios:

Juan Rodríguez Hoppichler dijo...

pero señorita, adelanta acontecimientos. Igual acaban todos felices o/y realianos.

L.C. dijo...

¡hola!, ¡el final es genial! y la opción de que el Charlie sea inteligente, sensible, y que para colmo esté bueno...¡ayyy, me hace suspirar!.
Muy divertido, espero con interés nuevos experimentos.