Los niños no han crecido, han pasado los años y todos siguen siendo chicos... Tienen más años pero en nada han cambiado.
¡¿Si me das el paisaje?! Lo pinto todo de cobre. Soy el alfarero que lleva sus manos manchadas, oxidadas de tanto juntar el agua con el hierro.
Las montañas caminan en su pensamiento y yo sigo tus pasos por el torno del alfarero.
Esculpe paisajes vestidos de hielo cuando sueña contigo. Él, un día me lo dijo. Que le daba miedo mirarte de frente. Es porque siempre eliges el mismo vestido.
Tú sólo fuiste
un sueño que sus manos modelaron,
aquello que escapa siempre pero antes se cuela por las rendijas del pensamiento.
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